Acostarse en la cama, con las luces ya apagadas y, echar un vistazo a si se ha dicho algo en el “grupo de padres del colegio”, mirar si aquel exnovio ha colgado alguna foto más o disfrutar de un capítulo (solo uno, ya) de la serie favorita. Son hábitos muy comunes, que se realizan casi a diario y que, sin embargo, pese a lo que se pueda pensar, tienen consecuencias muy negativas en el descanso.

Hora de sueño, hora de desconexión

Las horas de sueño son, por definición, horas de desconexión. Es el momento en el que el cuerpo y la mente aprovechan para “desconectar” del mundo externo, hacer un reset y recobrar energía para seguir adelante. Aunque no se le de mucha importancia, es un tema esencial en el bienestar general de las personas. Un sueño reparador fortalece el sistema inmunológico, reduce la inflamación interna, mejora las funciones cognitivas, (entre ellas la atención y la concentración), contribuye al equilibrio psicológico-emocional y, en definitiva, promueve un estado de felicidad y bienestar. Un sueño no reparador, en cambio, hace que la persona sea más vulnerable a las enfermedades, causa irritabilidad, eleva la sensación de estrés, reduce la tolerancia a la frustración, provoca cansancio y falta de energía y, por si fuera poco, ¡almacena grasas!

Afectan a la producción de la melatonina

En concreto, el uso de móviles, iPads y demás poco antes de irse a dormir afecta a la glándula pineal, una pequeña parte del cerebro encargada de producir melatonina. Es, por explicarlo de forma rápida y sencilla, la hormona que regula el ciclo sueño-vigilia. Cuando llega la hora de dormir, el cuerpo la segrega en cantidad; cuando llega el momento de abrir los ojos y empezar un nuevo día, deja de producirla. Si el cuerpo no produce melatonina, nos cuesta conciliar el sueño y dormimos poco y mal. Lo cierto es que la luz afecta sobremanera a la producción de melatonina por parte de la glándula pineal. Incluso una luz pequeña, como la de un despertador o la del piloto de una pantalla de televisión, pueden alterarla, y si se altera, también se alteran el sueño y el descanso de la persona.

Ni móviles, ni tabletas, ni… televisión en la habitación

Es por eso que, tal y como recomienda hay que evitar sí o sí llevar dispositivos electrónicos como móviles o tabletas a la cama, así como usarlos en los momentos previos al sueño. Gabriela Paoli incluso desaconseja tener televisión en el dormitorio. Todas las pantallas deben ser desterradas del dormitorio. ¿Por qué? No sólo porque los dispositivos emiten radiaciones electromagnéticas, sino porque las pantallas además emiten luz “fría” que el cerebro interpreta como luz del día.. Por tanto, las pantallas no son inductoras del sueño, sino todo lo contrario.

Ver un capítulo tras otro de tu serie favorita, afecta a la calidad del sueño, no solo a la cantidad

En este aspecto, la experta alerta sobre cómo el incremento de las plataformas de series y películas digitales repercuten directamente en un peor descanso, tanto por cantidad, como por calidad de las horas de sueño. Cuando estas divertido o pasando un buen momento, quieres seguir y seguir. Cuando lo pasamos bien y disfrutamos, no somos muy consciente del tiempo. Tu cuerpo y tu cerebro han sido privados de un elemento esencial para nuestra salud. Entonces ¿debemos privarnos de ver nuestra serie favorita antes de irnos a dormir? La experta apela a hacer un uso consciente, sano y voluntario de nuestro tiempo de ocio digital. Se trata de aprender a gestionar el tiempo de acceso a la red, lo mismo que le pedimos a nuestros hijos. Empecemos por nosotros. La autodisciplina y autocontrol es esencial en nuestras vidas. Es decir, se trata de disfrutar con control sobre nuestro tiempo y priorizando nuestra salud.

Recomendaciones para lograr un mejor descanso

Por todo ello, entre las recomendaciones o tecnoconsejos  para lograr un mejor descanso se encuentra, en primer lugar, no utilizar ningún tipo de dispositivo electrónico antes de irse a dormir. No solo por la luz cian, luz fría que desprenden sino por la información que se puede recibir de ellos recibimos (audios, imágenes, vídeos, etc.). Todo eso nos pueden alterar, y crear por ende, un cierto estado de ansiedad, preocupación, malestar y tensión. Esto se da principalmente en los chats o grupos de WhatsApp. Pueden ser grandes plataformas de conflictos y malos entendidos y provocar largas conversaciones, discusiones, y tensiones. Esto nos quitaría la tranquilidad necesaria para conciliar el sueño.

Por otro lado,  si uno se despierta por la noche, no se aproveche para echar una mirada al móvil, si ha entrado alguna notificación o whatapps te puede desvelar. Asimismo, es muy positivo crear los propios rituales, hacer algo que nos tranquilice o relaje, como darse una ducha o beber alguna infusión. En este punto, por ejemplo, sería conveniente volver a lo clásico: leer un libro, pintar, escuchar música o realizar alguna técnica de relajación. En definitiva, la base es controlar tu tiempo de ocio digital para poder funcionar correctamente al día siguiente.

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