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La mantilla y la peineta son dos complementos difíciles de poner y de llevar. Y ahora que tenemos ante nosotros un sinfín de convocatorias de ferias andaluzas no debemos fallar.

En las familias andaluzas hay tradición de tenerlas. Ambos complementos deben ser guardados con esmero y con ciertas peculiaridades para que no se deterioren con el paso del tiempo y así poder encontrarlos, intactos. Las peinetas se recogen con una goma elástica, muy ancha, que ayuda a mantener su forma ahuecada original. En cambio, las mantillas se enrollan en tubos de cartón, similares a los que se utilizan para liar las telas en las tiendas de tejidos, y sobre éstas, se despliega una tela de algodón. La mantilla española nunca se debe conservar doblada, adoptaría el pliegue que con el tiempo sería prácticamente imposible eliminar y también facilitaría su deterioro.

Hay varios tipos de mantillas y peinetas según su tamaño. Las mantillas pueden ser: triangulares, rectangulares, de terno con volante o de dos picos. En cuanto a la forma de colocarlas se pueden poner: de aletas con pico delante, rizada, con tableado o suelta. Las peinetas más grandes se utilizan para Semana Santa, como madrinas para bodas y para asistir a los toros. La media peina, peinetas más pequeñas, son utilizadas por personas más jóvenes. A las peinetas se les une los peines como adorno e imprescindibles para que la gran peineta quede fija.

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A las mantillas, peinetas y peines se le une un adorno imprescindible: el broche.

Os aconsejamos no lavaros el pelo ese mismo día para conseguir que la peineta quede bien fijada en la cabeza. Escogemos un moño bajo en forma de coca. Nuestro estilista lo recoge todo en la nuca con una goma dejando dos mechones, a ambos lados, que no se utilizarán hasta una vez puesta la peineta. Se pone la peineta introduciendo los dientes, poco a poco, en la cabeza. Con los dos mechones de pelo sueltos, el estilista adorna el moño cruzándolos, de lado a lado, al mismo tiempo que tapa la entrada de los dientes de la peineta, dando un resultado impecable al peinado. Con unos ganchillos se agarran bien los dientes de la peineta al pelo, de tal forma que la persona que lo lleva se asegure de estar cómoda.

Fue la reina española Isabel II, durante el siglo XIX, la impulsora de la mantilla española. Ya a principio del Siglo XX, sobre todo en Andalucía, era una prenda cotidiana que se utilizaba por las mujeres, incluso, para asistir a Misa.

Hoy en día las mantillas se utilizan para las bodas, si es para la novia blanca y para la madrina, negra o infinidad de colores que ahora combinan a la perfección con los vestidos. La mantilla negra, sin ningún tipo de adorno, más que su broche trasero se utiliza para la Semana Santa Andaluza, “Las Mantillas” como se les llama coloquialmente a estas mujeres que van acompañando los pasos de la Vírgenes van de riguroso negro, con un rosario en la mano, con guantes, zapatos salón de medio tacón y un vestido sobrio. Las flores para esta ocasión nunca se utilizan.

¿Sabíais que La Reina de España es la única persona que pude lucir mantilla blanca delante del Papa? El resto, todas, lo debemos hacer con mantilla negra.

 

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