¿Qué diría Willy Wonka si de pronto se encontrara con que el azúcar es el enemigo público número uno? ¿Cerraría su fábrica? ¿Continuaría vendiendo sus estrambóticas chuches en el mercado negro, donde alcanzarían precios desorbitados? Puede que entrara en cólera pero que luego recapacitara y pusiera todo su genialidad al servicio de las golosinas menos edulcoradas.
Parece una solución razonable para un personaje, que como su autor, amaba a los niños. Puede que Willy Bonka comenzara a producir, como acaba de anunciar Nestlé, unas tabletas que contendrán un 40% menos de azúcar. El método, mágico para los profanos en la materia: una disolución más rápida de los cristales del azúcar, pero acompañada de todo el sabor.
Un paso de gigante dado por un gigante de la industria para preservar la salud de los más pequeños ante una amenaza global: la obesidad. El sobrepeso de los niños no sólo se viene dando en los países occidentalizados, sino también en zonas urbanas de países deprimidos, donde la mala alimentación produce verdaderas epidemias de obesidad.
Tras unos años de concienciación en nuestro país, las cifras remiten, aunque no hay que bajar la guardia. En 2011 descendieron del 26,2% al 23,2%. La información ha sido extraída de un estudio elaborado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) del Ministerio de Sanidad.
Baby Sugar, el niño que se esconde en la comida
Tras la información proporcionada a los padres, llega ahora el mensaje directo a los consumidores: los niños.
El experto en nutrición Ata Pouramini ha creado para ellos a Baby Sugar, un amigo, un grano de azúcar, completamente natural, libre de procesos químicos y dispuesto a contar la verdad a los más pequeños de su verdadera naturaleza. Nuestro pequeño villano resulta a la vez víctima y verdugo, de un proceso de manipulación contra la salud de sus amigos los niños.