Semana Santa es una de las épocas del año que “más nos hace sentir” y por lo tanto vivir, pero ¿cómo la vivimos?. Los estímulos que percibimos son muchos y variados, eso sí, con un denominador común: la intensidad. Encendemos la tele y nos llegan imágenes de todos los puntos de la geografía española con sus balcones engalanados, ciudades repletas de personas que siguen procesiones, llantos, risas, cantos… en la radio las marchas cofrades se hacen presentes, el olor a incienso, la cera por la calle, las señales que nos indican nuevas formas de comportarnos etc, etc… ¡toda una explosión de emociones!

¿Qué cambios nos produce la Semana Santa?

La Semana Santa es para muchos de nosotros la primera parada vacacional del año. Las vacaciones, como novedad en nuestra rutina diaria, implican ir en contra de la fuerza de la costumbre, es decir, de los hábitos de vida. Nuestros hábitos tienen la función de hacernos la vida más fácil y lo hacen, a pesar de que en determinadas situaciones no sean lo más adecuado para uno en relación a los resultados que se obtienen.

¿Esto qué supone? La aparición de resistencias inconscientes al cambio que en muchos casos se manifiestan sin que nos demos cuenta a través de malestar, irritabilidad, ansiedad, estrés, etc. La confusión aumenta porque, por una parte uno desea irse de vacaciones, relajarse, descansar, disfrutar y por otra, tiene la sensación de que no llega a estar todo lo bien que le gustaría y no entiende por qué.

¿Cómo aprovechar los cambios y emociones que se sienten para nuestro bienestar?

Como indica la coach de ASESCO (La Asociación Española de Coaching), Noemí Mateos, “el Coaching ayuda a tomar consciencia de tus emociones, a comprenderlas y a emplear su energía en tu objetivo de bienestar, de una forma sencilla facilitando la adquisición de nuevos hábitos emocionalmente inteligentes elegidos por ti mismo; de ahí, la fuerza de la metodología».

La buena noticia es que “tú y sólo tú eres el responsable de tu estado emocional”; por lo tanto, tú tienes el poder de decidir qué sentir y qué hacer con tus emociones”.

5 claves para gestionar correctamente nuestras emociones a través del Ciclo del Bienestar Emocional

1. Toma conciencia de que eres responsable de tu estado emocional. Decide qué emoción sentir. Una emoción es la energía que nos impulsa hacia una determinada acción. Su función siempre es adaptativa y ayuda a autorregular nuestro organismo.

2. Siente la emoción en tu cuerpo, acéptala. Cuando reprimimos/negamos nuestra emoción frenamos nuestras acción, limitando nuestras posibilidades de “estar donde queremos y sentirnos como deseamos”. Las emociones viven en nuestro cuerpo y debemos reconocerlas, identificarlas y descubrir la información que tienen para nosotros. Una buena forma para conectar con nuestro cuerpo de forma consciente es a través de la respiración.

3. Ahora es el momento de decidir qué hacer con las emociones. Podemos utilizar las siguientes “preguntas poderosas” para saber lo que queremos y cómo podemos pasar a la acción para lograrlo: ¿Qué estoy sintiendo en este momento?, ¿Cuál es el mensaje que la emoción tiene para mí?, ¿Cómo quiero sentirme?, ¿Para qué gestiono mis emociones?, ¿Cómo influye mi estado emocional en mis resultados?, ¿y en las personas que me rodean?, ¿Qué voy a hacer para lograrlo?

4. Define tu objetivo de bienestar emocional para esta Semana Santa siguiendo la regla de oro de la formulación de los objetivos: en positivo, afirmativo y presente.

5. Diseña un plan de acción para ponerse manos a la obra, anotando el compromiso con uno mismo, junto a la respuesta a la pregunta: ¿cómo celebrarás tu éxito?

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