Los profesionales de salud mental en España están preocupados por los efectos psicológicos de la covid19 en la población y se expresan de idéntica manera a la que lo hicieran los responsables de la OMS hace unas semanas. No se trata sólo de la enfermedad y sus efectos entre quienes la han padecido y sus allegados, sino también de la huella que nos ha dejado el confinamiento y de cómo vivimos la llamada nueva normalidad.

Según la psicóloga Pilar Conde, ha aumentado la afluencia a las consultas de su especialidad, y, en concreto, se ha notado el incremento de personas que antes de la pandemia no habían requerido la ayuda de especialistas. En estas nuevas citas se ha detectado principalmente miedo al contagio, ansiedad, problemas de pareja, agudización de la dependencia emocional, además de obsesiones y depresión.

En todos estos casos, añade la directora médica de Clínicas Origen, viene a sumarse el factor de la incertidumbre a causa de los rebrotes y ante la posibilidad de una segunda oleada de contagios masivos.

En consulta se expresa lo que estos interrogantes suponen a la hora de organizar la rutina diaria, las vacaciones y de tratar de proyectarse y organizar la nueva vida laboral en septiembre. A algunas personas, explica la experta, les cuesta gestionar esta duda continua, por lo que precisan de ayuda profesional. Los más vulnerables son quienes acostumbran a tenerlo todo bajo control y que pueden ser presas de la ansiedad e incluso de “tomar decisiones de evitación para no tener que enfrentarse a la incertidumbre”.

La sensación de vivir en una perpetúa incógnita se verbaliza frente a los psicólogos, en mayor o menos intensidad según sea la actitud, desde la optimista a la catastrofista. Lo expresan también con su actitud; hay quien continúa prácticamente confinado por voluntad propia frente a otros que apenas hacen caso a las recomendaciones de contagio y actúan como si el coronavirus no hubiese existido nunca.

Mientras unos magnifican el problema, otros lo minimizan, lo que puede dar lugar a conflictos en los espacios públicos y privados. Para evitarlos, la psicóloga de Origen recomienda, primero responsabilidad, cumplir con las normas que se encuentren vigentes en cada momento, y segundo, asertividad. Esto es, expresar sin agresividad nuestro derecho al distanciamiento a que se cumplan las medidas colectivas, como llevar mascarilla, para no poner en riesgo al prójimo.

Con respecto a aplicaciones móviles que podrían detectar el virus en un entorno cercano al portador del teléfono, Pilar Conde valora su posible efectividad contra los rebrotes, pero advierte de un posible uso compulsivo, que incremente la comprobación obsesiva y la desconfianza hacia el prójimo.

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