La felicidad es el Santo Grial de nuestro siglo. Es lo más buscado, casi perseguido, una vez superados los obstáculos para la supervivencia. Hoy, conseguidos unos niveles mínimos y/o aceptables de bienestar, el propósito es ser feliz.

Nos lo recuerdan campañas globales de marketing, que van desde eslóganes a topo de merchandising: tazas, camisetas, artículos de papelería. Todos los días son un gran día y hay que aprovecharlos, como dice la canción. Sin embargo, explica la psicóloga Pilar Conde, más allá de las circunstancias personales, la felicidad es una cuestión individual y como tal “hay que construirla, al margen de tendencias, modas y presiones sociales.”

Muy al contrario, explica la directora técnica de Clínicas Origen, tanta invitación colectiva a través de medios, redes sociales y productos de consumo, puede producir una doble tristeza, una doble sensación de fracaso. De un lado, la nacida a causa de los problemas de la persona, y del otro la que le suscita la impotencia de que no estar a la altura de lo que el entorno exige de él. Para Pilar Conde, “El no ajustarse a lo que se espera de nosotros, o a lo que nosotros esperamos de nosotros mismos, puede generar emociones como frustración, irritabilidad, enfado e incluso indefensión.”

Qué es la felicidad

Frente a esta exposición , advierte la terapeuta, la felicidad es algo único; igual que no hay un tipo de amor, no hay un tipo de felicidad. Se trataría de una sensación personal, que viene determinada por la vivencia general que tenemos los individuos de nuestros estados emocionales. Cada uno de nosotros experimenta , a lo largo del día, explica la psicóloga de Origen una suma de diferentes estados emocionales. Si conseguimos que la balanza se incline hacia sensaciones positivas como alegría, esperanza, orgullo, ilusión o motivación, estaremos muy cerca de definirnos como en una situación de felicidad.

Es cierto, no obstante. que se realizan estudios globales y que existen coincidencias en cuanto a lo que importa y valora la gente,y, sobre en cuanto a la satisfacción que les produce conseguirlo:

Hábitos para una vida más feliz

1. Toma decisiones

Es fundamental responsabilizarnos, ser los agentes de cambio en nuestras vidas.

2. Acéptate, reconoce tus capacidades y dales valor

Te permitirá quererte como eres y trabajar en aquello que quieres mejorar.

3. Participa de manera asertiva en tu vida social

Aporta tus opiniones, respetando las ajenas.

4. Enfréntate a tus miedos

Te hará sentirte más capaz y seguro de ti mismo. Fortalecerá tu autoestima.

5. Pon límites

Ejerce tu derecho asertivo a “decir no”, cuando así́ lo desees.

6. Disminuye tus exigencias, perdónate por tus errores

Para crecer hay que aprender, y los errores y fracasos son dos aspectos de nuestra vida que nos ayudan a aprender.

7. Responsabilízate de tus estados emocionales

Te permitirá tener control sobre ti mismo y asumir que siempre tenemos control sobre cómo queremos vivirlo, y cómo queremos reaccionar.

8. Háblate de manera amable

Nuestro lenguaje interno es clave para potenciar nuestro bienestar.

9. Potencia emociones positivas en tu día a día

Visualízalo como una balanza y de manera voluntaria alimenta más el lado de las emociones positivas.

1o. Rodéate de personas que te aporten

Elige pasar tu tiempo de ocio con aquellas personas con las que te sientes bien y con las que te diviertes.

11. Lleva un estilo de vida saludable

Cuida la alimentación, el sueno y el deporte.

12. Mima tu aspecto físico

Quiérete tanto por fuera como por dentro.

13. Movilízate hacia aquellos hobbies y objetivos que te motivan

Dedicar tiempo a aquello que te hace sentirte realizado y motivado aporta bienestar.

14. Centra la atención en tu presente

Vivir en el presente te permite tomar conciencia de tus experiencias. Pensar demasiado en el pasado o en el futuro suele generar emociones de tristeza y ansiedad.

15. Di gracias y perdón

Son dos acciones sencillas que nos permiten conectar con las personas que nos rodean.

Por último es básico aprender a gestionar las emociones negativas. A veces, se convierte en in problema tan relevante que es útil y necesario contar con la ayuda de un experto.

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