Verano es sinónimo de sol y aire libre y estos dos elementos, que tienen indudables efectos beneficiosos, pueden igualmente afectar a nuestra “barrera con el mundo exterior”, nuestra piel, en toda su extensión y de manera particular en la zona de la espalda. Por ello es altamente aconsejable que realicemos unos cuidados en esta zona antes, durante y después de la época estival.

Antes del verano

Antes del verano debemos realizar una limpieza profunda de la piel, con el empleo de peelings abrasivos suaves, que permitan eliminar la mayor cantidad de células muertas posible, de esta manera se podrá realizar una hidratación conveniente, que permitirá un bronceado, siempre con la utilización de los filtros adecuados, más uniforme y duradero.

Durante las exposiciones solares

La espalda es la zona del cuerpo más expuesta a las radiaciones solares, cuando practicamos diversos deportes y muy especialmente la natación, una buena preparación de la piel y la utilización correcta del filtro adecuado evitará en el futuro la aparición de las lesiones lentiginiformes en forma de pecas, que no suelen ser especialmente estéticas, para ello es conveniente recordar las reglas de exposición solar, aplicando el filtro dos horas antes de la misma, repitiendo la aplicación cada dos horas de exposición, y muy especialmente en la zona de la espalda cada vez que salgamos del agua. El tipo de filtro para esta zona, generalmente más grasa, deberá ser fluido, de fácil difusión y para facilitar su colocación en esa zona de difícil acceso aconsejamos las presentaciones en spray.

Con la exposición a los productos de conservación de las piscinas, debemos igualmente tomar medidas de protección, especialmente las personas de piel sensible. Estos productos, indispensables para una correcta conservación del agua, afectan a nuestra piel, creando zonas de mayor sequedad, que al ser expuestas al sol no se broncean del mismo modo que las zonas hidratadas, creando zonas de distinta coloración. Es necesario que eliminemos los restos de agua de piscina tras haber estado en ella, mediante una ducha con agua corriente y un jabón emoliente de ph lo más similar al de nuestra piel (5.5), es muy recomendable la aplicación posterior de una hidratante ligera.

Olea y Olé también te da las claves para mantener la espalda bonita después del verano

Tras el verano, si no hemos llevado el cuidado adecuado, la piel habrá sufrido el castigo de la exposición a la intemperie y deberemos realizar, de nuevo, una expoliación suave y una hidratación profunda para abordar de la mejor forma posible las inclemencias de las estaciones venideras.

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