Cada año, tras las vacaciones de verano, se repite un aumento de las separaciones en España, país que está entre los 10 de la UE con más divorcios. Este año, es un verano diferente que afecta a las relaciones de pareja y más aún, si los meses previos han sido la vivencia de un confinamiento duro Según datos, en los meses más duros de la cuarentena los divorcios han aumentado en más de un 41%. ¿Estamos a tiempo de salvar la pareja?

Dedicar más tiempo a la relación de pareja, convivir de manera continuada, recibir reproches o alabanzas mutuas, alinear valores, coincidir en la estrategia educativa de los hijos, etc, saca a la luz en qué situación están las parejas, en muchas ocasiones el resultado de esa situación es el divorcio.

Este año, el confinamiento parece que ha adelantado las estadísticas en el calendario.

El resultado de convivir o malconvivir en vacaciones se dio ya en el mes de marzo, con más de 50 días de confinamiento extremo, al que muchas parejas no han sobrevivido. Las que sí que lo han hecho se encuentran ante una situación inédita, como tantas otras que ha traído la Covid-19. Por fin, este verano disfrutarán al compartir vacaciones, después de solucionar los asuntos del corazón durante el confinamiento.

Salir reforzado como pareja después de esta situación es una garantía de continuidad.

¿Qué han hecho específicamente estas parejas?

En primer lugar, tomarse como prioridad la pareja. De entre las múltiples opciones que regalaba estar en casa y la sobreoferta de ocio, cultura, actividades online… Decidieron dedicarse tiempo mutuamente. Asunto realmente dificultoso en los casos de hijos de corta edad.

Al dedicarse tiempo, han dado espacio a aquellas palabras que les habitan pero no fueron compartidas, desde el reproche, instalado en emociones aflictivas hasta el agradecimiento instalado en emociones poderosas.

En ese mismo espacio, está, por supuesto, la escucha activa, aceptando las emociones y sensaciones que pudiera experimentar el otro.

Han promocionado una tendencia a la comunicación asertiva, entendida como la capacidad de expresarse sin ofender al interlocutor y ante todo, sin ofenderse a sí mismo.

Así -palabra a palabra- han construido o remodelado la narrativa de su relación.

No hay nada más destructor para una relación que las palabras, y a la vez es el antídoto universal para cualquier herida emocional.

Dicen que la Covid-19 saca lo mejor y lo peor de nosotros como personas, también saca los mejores recursos y las heridas más profundas que se producen en las relaciones de pareja.

¿Cómo salvar una relación de pareja que peligra?

COMUNICACIÓN ASERTIVA. Teniendo una predisposición a expresarse sin ofender ni ser ofendido.

ESCUCHA ACTIVA. Escuchando todo el discurso del otro, sin interrumpir y por supuesto, sin rebatir o discutir.

INTELIGENCIA EMOCIONAL. Preguntándose a uno mismo ¿Cómo me siento al escuchar esto?, aceptando esa emoción para que se transforme y posteriormente gestionándola, aquí entra de nuevo, como secreto a voces: la inteligencia emocional.

AUTOCONOCIMIENTO. Ponte en el lugar del otro, literalmente, siéntate en su silla habitual de la mesa o en su rincón del sofá, respira conscientemente, ponte en su lugar y está atento a las sensaciones y pensamientos que se dan en tu interior.

HUMILDAD Y VALENTÍA. Si tras varios intentos de resolución de conflictos y sanación emocional, no se consigue, acudir a un profesional.

Las relaciones se construyen palabra a palabra, las relaciones amorosas requieren que esa construcción sea más cuidadosa y consciente para no derrumbarse tras un confinamiento o unas vacaciones de verano.

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