suicidios

Los suicidios y los intentos de suicidio representan un problema muy grave de salud. Para el propio sujeto puede significar la única vía de salida que vislumbra para acabar con su sufrimiento. Para los familiares, sobre todo para los padres, esposos o esposas. El suicidio consumado es el inicio de una tortura de la que difícilmente se recuperan.

Según la Organización Mundial de la Salud, “El suicidio es un acto deliberado con desenlace fatal que es intentado y llevado a cabo por una persona con plena conciencia de las consecuencias definitivas de ese acto». Aparentemente el suicidio es la solución más permanente para dejar de sufrir ante un intenso dolor que no se alivia. Puede ser el resultado de una planificación o de un acto impulsivo. Ambas conductas tienen un común denominador, la idea de que con este acto el protagonista se librará del dolor y que sus seres queridos descansarán de sus problemas.

Suicidios, ¿cómo podemos trabajar para prevenirlos?

“El reto de los psicólogos es ayudar a los familiares a detectar y prevenir la conducta suicida en toda la población. No sólo en personas que han sido diagnosticadas con algún trastorno mental o que han pasado por la consulta del médico. El objetivo es que los familiares puedan advertir las señales de alerta verbales y no verbales de la posible conducta suicida». Afirma el psicólogo Jorge López Vallejo.

Para avanzar en el conocimiento del suicidio tenemos que dejar de considerarlo como un tabú o una conducta moralmente inaceptable, prohibida y castigada. Considerarlo como cualquier otro problema de salud que no debe ser escondido, del que se puede hablar sin sentir vergüenza, para detectar e idear estrategias de prevención. En definitiva obtener armas para controlarlo y erradicarlo.

El miedo es uno de los principales factores que alimentan que el suicidio sea un tabú. El miedo lleva como principal estrategia la evitación. Significa literalmente ponerse una venda en los ojos dejándonos ciegos frente a los posibles signos de sufrimiento de un familiar. En algunas familias, entornos sociales o trabajo sólo hay cabida para las emociones positivas y se castigan con la indiferencia cualquier expresión de tristeza por parte de sus miembros que ejercido de manera sistemática y rígida produce mucho malestar.

 

Suicidios, ¿cuáles son sus señales de alerta?

• Comentarios y verbalizaciones negativas sobre el daño que están haciendo a sus familiares. “Estarías mejor sin mí”, “Soy una carga para los demás”, “No tengo derecho a hacerte daño». La persona con ideas de suicidio tiene la creencia y el convencimiento de que producen sufrimiento directo a sus familias. Por lo tanto estarían mejor sin él. Por lo que es muy importante hacerles ver que, sobre todo, su muerte es lo que les va a destrozar la vida.

• Comentarios o verbalizaciones relacionados con el acto suicida o la muerte. “Me gustaría desaparecer”, “Quiero descansar”, “No deseo seguir viviendo”, “Me pregunto cómo sería la vida si estuviese muerto”. “Quiero quitarme la vida pero no sé cómo”, “Después de pensar mucho ya sé cómo quitarme del medio”, “No merece la pena seguir viviendo”.

• Comentarios y verbalizaciones negativas sobre si mismo o su vida. “No valgo para nada, “Soy un inútil”, “Mi vida no tiene sentido”. “Estoy cansado de luchar”, “Toda mi vida ha sido inútil”. Muestran una visión de túnel, viendo sólo los aspectos negativos. Están centrados en sus errores y fracasos, obviando las cosas que han hecho bien y generalizando a todas las situaciones de su vida.

• Comentarios o verbalizaciones negativos sobre su futuro. “No hay solución”, “Quiero terminar con todo”, “Las cosas no van a mejorar nunca». La persona piensa, siente que el presente lleno de angustia es el mismo futuro.

• Cambios repentinos de conducta. Como irritabilidad, ingesta de alcohol en cantidades superiores a las habituales y con una frecuencia inusual. O periodos de calma repentinos cuando previamente ha presentado mucha agitación.

Suicidios, alerta a estas señales

• Aparición de laceraciones recientes en alguna parte del cuerpo.

• Regalar objetos muy personales, preciados y queridos.

• Cerrar asuntos pendientes.

• Despedidas verbales o escritas: “Quiero que sepas que en todo este tiempo me has ayudado mucho”. “Te quiero muchísimo y siempre te querré”. Preparación de documentos para cuando uno no esté (testamento, seguro de vida etc.)

“Si sospecha que su familiar se encuentra en una situación de riesgo suicida, no le deje sólo y póngalo en contacto con los servicios de salud mental. El médico y el psicólogo son los especialistas indicados para ayudarle”. Concluye el psicólogo Jorge López Vallejo.

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