mitos sobre el cabello

Desmontamos las creencias más extendidas sobre el cuidado capilar

¿Sabemos todo sobre los cuidados del cabello? ¿Realizamos correctamente nuestra rutina capilar? Seguramente estemos cometiendo errores y creyendo los mitos más extendidos en cuanto a cuidado y salud del pelo. Analizamos los falsos mitos más extendidos entre la población y aporta soluciones para el correcto cuidado de la melena.

1. Lavar el pelo con agua fría hace que brille más

Empezamos con una verdad. Cuando nos lavamos el pelo y damos el último aclarado con agua fría, hará que los poros del cuero cabelludo y las escamas del cabello se cierren más rápidamente y añade más brillo al pelo. La desventaja es que podría quitar un poco de volumen.

2. Si te arrancas una cana te salen más

Uno de los mitos capilares más extendidos. Más que una realidad, se trata simplemente de un efecto óptico. Es importante tener en cuenta que cada cabello nace de un solo folículo. Por eso, si te arrancas una cana o ésta se cae, solo puede reemplazarse por un pelo que nacerá del mismo folículo y no de otros que estén alrededor.

3. Los tintes dañan el cabello

Se trata de una media verdad. Depende del tipo de productos que utilicemos para teñir el pelo y del profesional que te asesora. La mejor opción es apostar por productos naturales que no sean dañinos y sean de buena calidad. Es importante recordar, además, que cada cuero cabelludo es único y reaccionará de manera diferente en cada situación.

4. Lavar el pelo a diario es malo

Una de las creencias más extendidas entre las mujeres. En realidad, la frecuencia del lavado del pelo depende de cada persona. Los cabellos que se engrasan y ensucian con mayor facilidad necesitarán más lavados. En cualquiera de los casos, se recomienda usar productos adecuados al tipo de pelo y cuero cabelludo. Evitar, además, champú con siliconas porque aunque dejan el pelo con más brillo y suavidad, cubren el pelo con una película de plástico que evita que el sebo se extienda sobre la melena, dejando el cuero cabelludo más graso.

5. Las puntas abiertas se pueden reparar

No es del todo cierto. Cuando no tratamos las puntas abiertas, el cabello se vuelve seco, opaco y enredado. Las puntas abiertas están rotas, no se pueden reparar ni tampoco cerrar por una sencilla razón: Una punta rota aparece cuando la cutícula está dañada. ¿El mejor tratamiento? Recortar las puntas con regularidad para mantener una melena sana y libre de puntas abiertas.

6. Más espuma es sinónimo de limpieza

No todos los champús forman la misma cantidad de espuma, depende de sus cantidades de sulfatos. Por ello, los productos que generan más espuma no significa que limpien mejor que otros que no producen tanta. Los fabricantes buscan en muchas ocasiones el efecto espuma para aportar una experiencia sensorial agradable para el cliente, pero eso no significa que sean de mayor calidad.

7. El champú seco es mejor que el tradicional

A veces abusamos del champú seco pero tenemos que tener en cuenta que éste no limpia el pelo. Debemos lavar e hidratar el cuero cabelludo con champú y después aclararlo con agua. El champú seco está muy bien para una emergencia pero jamás sustituirá a un champú tradicional.

8. El pelo se acostumbra al mismo champú

Y por eso es mejor cambiarlo, seguro que lo has oído muchas veces. En realidad, esta afirmación no es cierta. El cabello está compuesto por queratina, no se regenera como la piel. Por lo tanto, no puede acostumbrarse a nada. Si notas que tu champú o acondicionador ya no hace efecto puede ser porque tu pelo haya cambiado o porque tenga algún residuo de productos de peinado como pueden ser ceras, lacas o aceites.

9. El pelo fino no necesita hidratación

Totalmente falso. Tanto el cabello, sea del tipo que sea, como el cuero cabelludo deben estar perfectamente acondicionados. El champú y acondicionador adaptados a las necesidades de cada pelo contribuirán a hidratar el cuero cabelludo y como consecuencia, a que el pelo crezca más sano.

10. Cepillar el pelo a diario (100 veces al día)

¡Falso! El cepillado diario ni distribuye el brillo ni ayuda a la circulación del cuero cabelludo. Al contrario, lo debilita y causa fricción. Lo mejor es desenredarlo una vez lavado, con un peine de cerdas gruesas. Cuando esté seco, cepíllalo con suavidad.

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