El programa que se presentaba ante la audiencia como «el mayor talent de moda jamás conocido en nuestro país» no ha hecho más que ridiculizar el mundo de la moda y potenciar la creencia en la generación millenialls que por el simple hecho de utilizar una red social puedes llegar a ser millonaria.
En un momento en el que es muy cuestionado el alcance real del poder de prescripción de los que llamamos Influencers, sálvese por supuesto los que tienen un reconocimiento internacional, flaco favor se le hace a las adolescentes que son las que siguen a riadas estos perfiles en las redes sociales, sobre todo la célebre Instagram.
Las participantes parecen más bien haber sido seleccionadas para una edición de Gran Hermano, nos reservamos la opinión sobre el estilo, formando una cuchipandi de maleducados, criticones, faltones y con unas ansias de fama por la que están dispuestos a hacer lo que sea. El otro equipo del programa, los que se han denominado Coach han pretendido contrarrestar incrementado su nivel, utilizando terminología en sus discursos como: «De aquí saldrá la persona que más influencia tendrá en moda en nuestro país», «Para llegar a ser una verdadera it girl».
Una semana en la que las redes sociales se han bufado de todos los pariticantes del programa. Lo que no nos encaja es la vuelta de una Sara Carbonero que el mundo del periodismo la relacionaba con el sector deportivo, y que a partir de ahora se la vinculará con el mayor bodrio de programa jamás conocido. Al final de la semana ni siquiera ha tenido relevancia en las redes sociales, ni para los concursantes que apenas han incrementado sus cuentas en seguidores ni para los coach o presentadoras, quizás la única a la que le haya favorecido este contrato haya sido a Aida Domenech, más conocida por Dulceida.
La cadena ha reaccionado comunicando que a partir de ahora ‘Quiero ser’ se emitirá en Divinity, un canal más apropiado para este tipo de experimentos.